Fisioterapia en el síndrome de dolor miofascial


¿Qué es el síndrome de dolor miofascial?

El síndrome de dolor miofascial es una de las causas más frecuentes de dolor en el ser humano que nos encontramos en la práctica diaria de la fisioterapia. Al menos un 85% de la población en países desarrollados lo presenta una vez a lo largo de su vida. Es un trastorno crónico que envuelve al sistema musculoesquelético, caracterizado por la presencia de puntos gatillo miofasciales (PGM).

Los puntos gatillo miofasciales  se definen como nódulos hipersensibles localizados en bandas tendinosas palpables en la musculatura. Pueden ser dolorosos a la compresión y producen diferentes efectos característicos: alteración de la activación muscular, restricción del movimiento, debilidad muscular, fatiga y dolor referido. Se clasifican en latentes (sólo producen dolor local y referido cuando son estimulados) y activos (producen dolor espontáneo)

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    Teorias sobre el dolor miofascial

    Existen diferentes teorías acerca del dolor miofascial. Los estudios clínicos tratan de establecer relación entre marcadores bioquímicos o cambios en el sistema nervioso, así como establecer medios de diagnóstico que identifiquen el síndrome de dolor miofascial:

    • Datos bioquímicos objetivos confirman la distinción entre músculos con PGM y músculos no afectados por un lado y PGM activos y PGM latentes por otro.
    • Sustancias bioquímicas relacionadas con el dolor, la inflamación y la mediación celular aparecen en pacientes con síndrome de dolor miofascial
    • La ecografía musculoesquelética es de utilidad para diagnosticar los PGM
    • Sonoelastografia: Observando el flujo sanguíneo se ve que la superficie de los PGM activos es mayor que la de los PGM latentes.
    • Los puntos gatillo miofasciales se pueden asociar a procesos subyacentes como enfermedades sistémicas o procesos metabólicos, parasitarios y nutricionales
    • Cambios en la materia gris cerebral: Estudios recientes confirman anormalidades microestructurales en la materia gris del cerebro en pacientes con dolor miofascial crónico.

    Tratamiento del síndrome de dolor miofascial

    • Tratamiento de fisioterapia manual:

    Durante años se ha utilizado principalmente:

    Estiramiento con espray:  Se realizan dos o tres pases con spray de cloruro de etilo, y después se estira el músculo hasta la máxima longitud.

    Técnica de relajación postisométrica de Lewit: Se realiza una contracción isométrica utilizando entre un 10-25% de fuerza máxima, y después se realiza un estiramiento de 3 a 10 segundos después. Se repite el ciclo varias veces aumentando cada vez más el estiramiento. También se puede combinar con la respiración.

    Masaje longitudinal: Cyriax describió el masaje, realizado en la dirección de las bandas tensas. Este masaje puede producir cambios en la viscoelasticidad de la fascia (haciendo el medio más líquido) y estimulando los receptores de Golgi, disminuyendo la tensión muscular, mejorando la propiocepción y reduciendo la disfunción.

    • Punción seca

    La punción seca es el tratamiento de actualidad para el síndrome de dolor miofascial. Es la técnica más efectiva, ya que mediante la introducción de una aguja en el punto gatillo, busca producir varias respuestas de espasmo local (REL), inhibiendo la actividad eléctrica de éste.

    El inconveniente de la punción seca es la aparición del dolor postpunción, que dura de 2 a 3 días después. Esto puede producir rechazo o insatisfacción por parte del paciente y poca adherencia a tratamiento.  Algunos autores afirman que combinando otras terapias con la punción seca, como puede ser la compresión isquémica, el spray y estiramiento o el ultrasonido se reduce el dolor miofascial y el dolor post punción.

    • Electroterapia

    Se puede utilizar la electroterapia analgésica (TENS), así como el TENS mediante electroacupuntura, el denominado PENS (Percutaneous electrical nerve stimulation)

    • Kinesiotaping

    Recientes estudios han investigado el efecto terapéutico del kinesiotaping (KT) en el síndrome de dolor miofascial. El kinesiotaping facilita el movimiento, aumenta el espacio entre la piel y las fascias y por tanto la circulación, produciendo un efecto antiinflamatorio. La teoría es similar para los punto gatillo miofasciales: los autores establecen la hipótesis de que el kinesiotaping puede reducir el dolor miofascial, facilitando la función muscular, proporcionando feedback propioceptivo y estabilizando la articulación.

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